miércoles, 3 de junio de 2020


Todo seguía siendo como ayer, pero había algo distinto al desayuno. Ella lo recordaba, o creía recordarlo, pero no quiso comentárselo para que no sintiera que borrón y cuenta nueva. Él lo recordaba también, o creía recordarlo, pero no quiso comentárselo para que no fuera a pensar que se olvidaba. Sin ignorar los gritos por los turnos en el computador, no se evitaron frente a la cafetera, no soltaron la caja de leche con un golpe. El recuerdo era el mismo: un buscarse como era siempre antes, una tibieza que se confundía con el sueño.
Todo seguía siendo como ayer, la semana anterior, los días que habían dejado de contar hacía tiempo. Y no era una traición lo que sentían.

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