Se despierta a las siete, incluso antes. Al comienzo,
pensó que las diez era una buena hora para acostarse, con suficiente tiempo
para comer como antes y leer lo que quisiera. Pero los días se fueron acortando
con tanto por hacer. Cuando empieza a oscurecer, el día le parece terminado o más que
terminable, cansada como está de limpiar incluso los rincones donde nunca
limpiaba; de cocinar apurada para no perder nada de lo guardado; de moverse, por
no dejar de hacerlo; de comentar y responder y estar siempre presente. Ojalá
hubiera algo que la distrajera, pero todas las películas le parecen o demasiado
simples o demasiados graves. Se acuesta, con algo de luz todavía en la ventana.
miércoles, 10 de junio de 2020
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario