sábado, 6 de junio de 2020


A propósito de un artículo sobre los efectos psicológicos del virus que comentaron en el subgrupo de temas actualidad del comité “A un metro de distancia” organizado por los vecinos de la plaza, Esteban propuso hacer una lista de adicciones.  
María Elena llegó al siguiente encuentro con una lista larga y aclaró: “Algunas propias, no voy a decir cuáles, y todas las demás de otras personas”. La adicción a poner el despertador a las seis de la mañana para sentir que no se estanca. La adicción a limpiar las perillas de las puertas. La adicción a echarle una cucharadita rasa de azúcar al café y ni medio gramo más. La adicción a comerse media barrita de chocolate para endulzar el insomnio.
Sebastián llegó con una hoja en blanco. Miguel con solo dos: la adicción a volver varias veces a revisar que todo esté apagado antes de salir, como cuando había cálifonts a gas; la costumbre de secar los vasos y los platos con papel apenas termina de lavarlos.  
Las que se repetían eran las más comunes: limpiar con agua y cloro las bolsas con las llegan de la calle, dejar los zapatos afuera de la puerta y caminar descalzos hasta encontrar las zapatillas, sumergir también en una mezcla con cloro las verduras.
Nadie habló de alcohol ni cigarrillos. Nadie quiso contar que no abría las ventanas.

No hay comentarios: