Sigues cuidando el cuerpo. Haces media hora de ejercicios
apenas te levantas, comes queso aunque no te guste pensando en el próximo
examen, ya sin fecha. Llevas registro de los pasos caminados en las mañanas,
cuando hace frío todavía; de la terraza hasta el fondo del baño, de ida y
vuelta.
Sigues cuidando el cuerpo, tu único presente, sin saber
quién cuidará del resto.
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