sábado, 11 de julio de 2020


Camino a la farmacia, las calles están llenas de un sol limpio que ilumina los árboles y chispotea las veredas al día siguiente de la lluvia. En una esquina y de repente, de lado a lado de todo lo que se alcanza a ver, está la cordillera, completa, interminable, de un blanco insospechado desde la pobre unión de sus dos únicas ventanas.
Por comprar algo, compra un champú y una bolsa de mentas y se queda de pie, apoyada en un poste, hasta que empiezan a dolerle las piernas por el frío y las nubes empiezan a borrar lo que era puro brillo.

No hay comentarios: