Si no hubiera sido por
los vuelos cancelados, hoy debería haber estado en otra ciudad, en un
departamento de una calle triste por la que pasan pocos. Una calle olvidada, a
espaldas del turismo y de los mapas, sucia, a la que solo llegan algunos
solitarios que se juntan y se escuchan o no, comparten lo que pueden o un
silencio. ¿Quién estará sentado ahora en ese banco de las tardes, sabiendo del
peligro o sin saberlo?
domingo, 29 de marzo de 2020
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