Llevaban siete años sin
querer encontrarse. El miércoles se vieron y él era solo una de las caras en la
pantalla dividida. “Tiene que haberme visto”, pensó ella, arrepentida de no
haberse puesto una polera clara. En la tarde recibió un mensaje corto; corto y
directo, lo que era raro en él. Solo dos líneas en las que le hablaba de su
niño de meses y del miedo. Ella le respondió, corto también y sin detalles, con
una calma rara.
miércoles, 8 de abril de 2020
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