miércoles, 8 de abril de 2020


El fumador, que fuma poco pero se alegra con cada pitada lenta, sobre todo en las tardes, siempre pensó que eso tendría que pasar cuando llegara a los 75, a los 80. Un día le dirían que se acabó y acataría. Mientras tanto, cada vez que viajaba aprovechaba de comprar sus puros favoritos, los que no se encontraban ni en el barrio ni en ningún otro barrio.
Ahora, aeropuertos vacíos y vuelos cancelados, miraba cada caja que había acumulado. Tres, dos, la última. Ahora era ese día en que se terminaban.

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