Solo hay dos horas para caminar de ida y vuelta, sin dar explicaciones. La calle es un túnel de hojas y, mientras los otros corren y se agitan inventándose metas, ella mira las hojas, nada más que las hojas y las ramas, que en estas semanas del otoño van del granate al rojo y amarillo. No va despacio como los que pasean a un perro de verdad, negro y con la cola entera, o a uno de esos perros que parecen diseñados. Va caminando, más lento o más despacio, y se demora en las enredaderas en las que están todos los tonos.
miércoles, 2 de junio de 2021
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