domingo, 4 de octubre de 2020

Se conocieron en una fiesta de Año Nuevo y ya vivían juntos a fines de febrero. Entonces llegó marzo. No sabían que él se acostaba tarde y ella dejaba de hablar desde las nueve y media. Que él se metería en la ducha cada vez que saliera, aunque fuera a la vereda. Que ella lo iba a evitar, a pesar de la ducha. Que él hablaba a gritos con sus clientes. Que ella hablaba por horas con la única amiga que le contestaba las llamadas. Juntos, había poco más que los informes de la noche y echarle alcohol a todo lo que les llegaba de comida. Él empezó a escuchar canciones retro, para no oír el rock que brotaba cuando ella se instalaba en un rincón con los auriculares. Ella a prender velas con olor a vainilla cuando él hacía asado en el balcón y él a repetirlos tres veces por semana.  

Y así llegó diciembre nuevamente.

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