jueves, 22 de octubre de 2020

Antes solo se oía al que toca un clarinete con parlantes a la calle y a un guitarrista tímido, que toca poco y mal, ni para animar a los vecinos ni celebrar a nadie. Desde agosto, también se oyen en las tardes unas simples escalas en el piano y, después de un buen rato, los primeros compases de algo de Mozart para principiantes. Unos primeros compases repetidos con paciencia, después con entusiasmo, con dedos que se alargan para abarcar bien el teclado.

No hay comentarios: