“¡Voy a poder! ¡Voy a llegar!”, se dice sin decirlo, pensando en la película que veían con los primos. Es raro, pero desde su casa hasta el estero no lo detiene nadie; quizá porque se cuela por las calles más solas, porque se atreve por las avenidas donde seguramente hay otros más sospechosos que él, Después de tanto zigzaguear, llega al faldeo de los primeros cerros con la carpa, linternas y varias bolsas con comida que deberían alcanzarle para un mes y medio. “¡Voy a poder!”, se dice.
domingo, 21 de febrero de 2021
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