Nunca les gustaron las fiestas de fin de año ni ninguna otra fiesta obligatoria. Se lo dijeron en el primer encuentro, otro diciembre, y aunque la historia cambia cada vez que la cuentan ese fue el primer guiño, como el pedazo compartido de torta de frutillas, tan poco navideña.
Después de tantos meses saliendo
poco o nada, este año no saben por qué las luces que se prenden y se apagan no
parecen intrusas; por qué les gustan tanto que podrían brindar o algo parecido.
El abrazo les basta, aunque no se miren cuando lo comentan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario