domingo, 10 de enero de 2021

Javier saca la cuenta que lleva por lo menos diez días peleado con Elvira y, sin hacer más cálculos, sabe que en las tardes todo empeora. Pero la cita con los amigos es a las siete y piensa que no puede faltar, que sea como sea va a conectarse para hablar con ellos por un rato y ya pagará el precio.

Mientras transpira con la presentación para mañana, Simón recuerda lo que acordaron y sueña con que se atrasen para terminarla antes de que se le pierdan las ideas. La cita es a las siete y, mientras tanto veinte, diez, cinco minutos menos− sigue tecleando y mirando la bibliografía de reojo.

Ricardo lleva horas tratando de copiar lo que anotó en la hoja de cálculos en el disco duro externo y no se atreve a llamar a su hija para que le explique otra vez cómo funciona. Pero la cita es a las siete, aunque a las siete y media deja de recordarla.

“Se olvidaron”, piensan por turnos y aliviados. El domingo siguiente se aparecen media hora antes en las pantallas de los otros, sin comentarse nada. 


No hay comentarios: