sábado, 31 de diciembre de 2016

Hay un perro que ladra más allá del canal, en el límite de algo que podría ser campo en los pocos silencios de los autos.


En ese espacio el barrio se emborrona y ya no es edificios. Podría ser arbustos, una cerca liviana. Lo que fue no hace mucho, antes de que lo único que recuerde lo verde fueran los nombres de flores en las calles. 

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