Siempre en la noche, trataba de imitar ese ruido que
bajaba golpeando desde el cielo. Lo intentaba con piedras, con maderas, con la voz
inclusive, mientras los demás dormían tranquilos en su propio silencio. Nada
alcanzaba a imitar el temblor y tanta fuerza, pero seguía intentándolo, ahora
con cascabeles, con pedazos de huesos, por él y por los otros. No sabía y no lo
supo nunca que era el primer músico, ahí, desde ese fondo de las rocas oscuras.
viernes, 19 de agosto de 2016
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
que bella manera de describirlo....ese primer encuentro con lo sonoro!!!!
bravo
Publicar un comentario