viernes, 19 de agosto de 2016

Siempre en la noche, trataba de imitar ese ruido que bajaba golpeando desde el cielo. Lo intentaba con piedras, con maderas, con la voz inclusive, mientras los demás dormían tranquilos en su propio silencio. Nada alcanzaba a imitar el temblor y tanta fuerza, pero seguía intentándolo, ahora con cascabeles, con pedazos de huesos, por él y por los otros. No sabía y no lo supo nunca que era el primer músico, ahí, desde ese fondo de las rocas oscuras.


1 comentario:

tomas gottlieb dijo...

que bella manera de describirlo....ese primer encuentro con lo sonoro!!!!
bravo