domingo, 7 de marzo de 2021

Vuelve al centro como si fuera una aventura. Y es aventura y divertida, porque ahora en las veredas puede comprar de todo; no solo libros pirateados sino también peinetas y cepillos, tuercas y clavos, pañuelos y bufandas, velas, copias de cuadros famosos que apenas se distinguen, máscaras de todos los colores, con mariposas y angelitos para niños, con frases, con banderas. Se emociona al ver que siguen abiertos los pasajes que se especializan en canastas importadas, zapatillas, cajas pintadas o bolsas de regalo y cruza de lado a lado la plaza que trataba de evitar por los predicadores. Después de un jugo fresco de naranja en el café de siempre frente a la catedral, remata la tarde en el negocio de electrónicos, donde compra la misma batería de todos los febreros para el reloj que no ha vuelto a ponerse en casi un año.


No hay comentarios: