viernes, 10 de marzo de 2017

A las tres de la mañana, se abre un espacio por el que entran el silencio y, a veces, las estrellas o la luna.
Un espacio en el que no hay ladridos, en el que ya se han callado incluso los gritos de los viernes y los sábados. Solo un cono de noche, un tiempo que no pasa.


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