Los vio
besarse en la boca en el pasillo de productos de limpieza, canosos los dos,
tomados de la mano, descubriéndose, y aparentemente porque sí, sin más
motivos. Volvió a verlos en la sección
de frutas y verduras, besándose de nuevo.
Cuando llegó al pasillo de panes y galletas, se sorprendió llorando. Y le agregó un pastel al carrito con los
siete yogurts de la semana.
miércoles, 16 de julio de 2014
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