Amanecí creyendo que era
viernes y esperé toda la mañana que vinieran a dejarme el envío que habían
anunciado. Creyendo que era viernes, hice todo lo que tenía anotado para el día;
en vez de feria, encontré la calle sola, las veredas vacías; en vez del estreno
que esperaba, la misma película del sábado anterior. Demoré en darme cuenta, ya
en la tarde mirando el calendario.
Mañana será viernes de
nuevo. Y esta, una semana de ocho días.
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