martes, 14 de agosto de 2018



Como constaba en uno de los costados del ascensor, Héctor Gutiérrez había ido a revisarlo nueve veces en lo que iba del año, siempre en el mismo día del mes y a la misma hora. Lo que no se decía es que, a veces, Héctor dejaba detenido el ascensor entre dos pisos para llorar de aburrimiento.