Después de la primera convalecencia, lo primero que recuperó
fueron los pájaros, la luz y los reflejos de la calle. Mucho después vino el café y sin leche. Las ganas de llorar, pero de asombro.
jueves, 1 de enero de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario