jueves, 2 de mayo de 2013


Poco después de levantarse se dio cuenta que ese día iba a llover, por fin iba a llover.  Se notaba en el aire, en el silencio de los pájaros.  Ese día iba a llover y entonces no importaba que estuviera tan oscuro, que hiciera un frío tibio y detenido.

Siguió sintiendo lo mismo hasta mediodía, hasta las tres y las cuatro de la tarde.  Cuando dieron las cinco, se dio cuenta que ya no llovería.  El frío se le hizo insoportable; la oscuridad, espesa; el día, interminable. 

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