lunes, 15 de diciembre de 2008

14 de diciembre

(Pensando en lo que viví en agosto y setiembre de este año)

Ante la nada del verano ginebrino, sin amigos, sin rumbos, sin cafés, hoy pienso que podría haber sabido más y dejarme llevar simplemente en la nada como quien está convaleciente: pasarme horas de horas escuchando música en vez de los aviones, muchas horas caminando aunque transpirara, horas buscando los cafés que ahora encuentro, muchas más horas durmiendo de las que me dejé dormir.

Es fácil verlo ahora, desde esta tranquilidad que a veces hasta me hace andar con una sonrisa, con la sonrisa que andaba por Santiago antes de venirme. Y querría contarle a esa Teresa de esos muchos días que la próxima vez, cuando vuelva a encontrarme en un terreno ciego, eso podría hacer.

Como Evangelina ahora, que vela a su hermana desde hace dos meses a pesar de creer en la reencarnación. Como la misma Teresa que hoy día sale sabiendo algo más de estas calles que Borges celebró en un texto ya convertido también en calle y placa.

Querría muchas veces, y esta vez sobre todo, recordar la frase del Talmud: “las cosas no son como parecen, sino como somos”. Yo era triste esos días y todo, los calles de Ginebra, los cafés que no abrían, las orillas del lago lleno de juegos inútiles y absurdos, todo era triste a pesar de caluroso.

Hoy me muevo en los alrededores del frío a cero grados y quiero recordar cómo me muevo, mañana en un verano o un invierno.

1 comentario:

tomas gottlieb dijo...

tienes que informar que escribes, en una plica o la otra........esto aparecio de sopeton, no se porque aqui y no en las plicasginebrinas.
pero aqui esta.
y puedo sentir el fluir de tu alma , desde el porrazo iniciatico en las piedras de Ginebra ye ste estado talmudico en que te hallas.
muchos besos